Compartir una actividad en familia ya es, de por sí, gratificante. Compartir una pasión, mucho más. La familia Sartori, que llegó a Tucumán para competir en el Transmontaña de enduro, es un ejemplo importante de ello, y de cómo el amor por las motos se traslada de generación en generación.
Ariel, de 43 años, participará de la prueba en la categoría "Padres e Hijos", junto a su primogénito Jeremías, de 18 años. Lógicamente, fue Ariel el primero de su familia en iniciarse en las competencias de enduro.
"Ya venía de familia, tengo primos que corren. Eran de Tucumán y se fueron a vivir a Misiones; llevaron eso para allá, y ahí empezamos. Yo empecé a los 20 años", recordó Ariel.
"Antes corríamos motocross en Misiones, y hace unos siete, ocho años empezamos a correr enduro. Hace tres años estamos haciendo el Classics Series (certamen nacional con varias fechas)", complementó.
Claro, esa pasión por los motores la heredaron dos de sus hijos (la tercera es una niña pequeña). "Yo empecé a los 13 años, entrenando. Él me llevó a probar, y me gustó", cuenta Jeremías, que subraya que comenzó corriendo sólo, en el Classics Series, y que luego empezó a competir junto a su padre.
Aldana, de 15 años, también empezó a competir en enduro. En su caso, no está corriendo actualmente, porque sufrió meses atras la rotura del ligamento cruzado de una de sus rodillas, pero llegó a Tucumán junto a su padre y su hermano, para apoyarlos y disfrutar del Transmontaña.
"Empecé el año pasado, corriendo motocross en Misiones. Siempre me gustaron las motos, porque iba a las carreras, y quería empezar a correr, pero ellos no querían, me costó convencerlos, reconoce la adolescente.
"Al principio ni yo me tenía fe, pensaba que me iba a caer, que iba a dejar, pero me gustó, y ahora sigo", completó Aldana. Según Ariel, la adolescente es la más apasionada por la disciplina de los tres Sartori.
La experiencia del Transmontaña en familia
¿Cómo es competir con tu padre, o con tu hijo? "Es lindo y feo a veces, porque te viene cagando a puteadas, pero está bueno", sostuvo Jeremías.
Para Ariel, no hay dudas. "Correr juntos para mí es una de las mejores experiencias, porque compartimos ese momento que es muy íntimo, nos ayudamos", consignó.
Sí admitió que, cuando sus hijos comenzaron a competir en solitario, había sensaciones encontradas."En la primera carrera de Jeremías en el Classic Series estaba muy nervioso, porque se van y a las 2, 3 horas vuelven, no sabes que está pasando. Pero ahora ya estamos más tranquilos hay más confianza", manifestó.
Además, anticipó que su intención es poder correr una carrera también junto a su hija, seguramente el próximo año. "Cuando entrenamos, tenemos nuestros choques, pero sería lindo", responde Aldana, a la propuesta de su padre.